Se dice que en cinco años podríamos ver órganos fabricados con células madre en nuestro país. ya que esta impresora permitiría crear prácticamente cualquier cosa en resinas, plásticos y metal, es una realidad en nuestro país.
Por ejemplo si el corazón de un individuo falla, se podrá fabricar un sustituto con las mismas características de su antecesor o si cuando un paciente sufre una fractura de tobillo, en ocasiones es necesario fijar el hueso con una barra de metal soportada con clavos. El método tradicional supone el uso de barras de tamaño estándar (pequeño, mediano y grande). Gracias a la tecnología ahora es posible reconstruir digitalmente el hueso del paciente para después imprimirlo en 3D. Con ese modelo tridimensional, se planea la fabricación del aparato requerido, de modo tal que cuando se llegue al quirófano se cuente con una pieza personalizada. “Esto supone menos costos de hospitalización, una recuperación más rápida, menos tiempo en la sala de operaciones y menor riesgo de complicaciones.
En el segmento de la salud, empresas como Osteophoenix y DME 3D han empezado a emplear esta tecnología como herramienta para crear implantes a la medida del paciente. Los implantes desarrollados por Osteophoenix se fabrican en titanio, un material compatible con el cuerpo. “Las características de este metal facilitan la integración de la pieza con los tejidos del cuerpo”, explica Mario Roberto Prieto, director de diseño de Osteophoenix.
1. tomografía, una resonancia magnética o una ecografía 3D en alta resolución de la zona afectada. |
2. Se procede a imprimir una figura en yeso, un modelo. |
3. Una vez impreso el modelo en yeso, se empieza a trabajar en el implante, aparato, soporte o prótesis que necesita el paciente. Se diseña un modelo preliminar y se imprime en plástico. |
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